Diario Financiero (Chile), Oct 19, 2009
Durante casi dos décadas, Marc Rich, el multimillonario operador del mercado de commodities y considerado el creador del mercado spot del petróleo, fue el fugitivo de cuello y corbata más buscado de Estados Unidos. Su historia de engaños e impunidad cobra un especial interés hoy, cuando los altos ejecutivos en todo el mundo están bajo la lupa por su responsabilidad en la mayor crisis económica y financiera desde los años ‘30.
Rich no oculta que usó los sobornos para cerrar gran parte de sus negocios y asegura que no se arrepiente. Eso no impidió que recibiera un perdón especial del Presidente Bill Clinton el último día de su administración. Los cargos en su contra incluían 51 casos de fraude, estafa, comerciar con el enemigo durante la crisis de los rehenes de Irán y evasión de impuesto por
US$ 48 millones derivada de una serie de acuerdos petroleros ilegales que enturbiaron los mercados globales a comienzos de los ‘80.
La historia de Rich vuelve a la luz por estos días con la publicación de “El rey del Petróleo” (The King of Oil. St. Martin’s Press), la biografía escrita por Daniel Ammann, editor de negocios de la revista suiza Die Weltwoche, con colaboración del propio Rich y por donde desfilan exóticas figuras como el Ayatollah Khomeini y el Che Guevara. A ellos se suman políticos corruptos en Washington, dudosos personajes de Hollywood, espías israelíes, traficantes, cazadores de recompensas y alguaciles estadounidenses.
Pese a su mala fama, no todo lo que hizo Rich fueron engaños y fraudes. Él “perfeccionó los métodos de operación precisamente porque estuvo dispuesto a empujar los límites y violar los tabú”, rescata su biógrafo.
Con dinero y buenos scontactos
En 1983 Rich fue acusado por el entonces fiscal federal, Rudolph Giuliani, que luego se convertiría en uno de los alcaldes de Nueva York más admirados. Rich, que se encontraba en Suiza en ese momento, se negó a regresar al país para enfrentar los cargos y pasó a integrar la lista de los diez fugitivos más buscados del FBI.
El 20 de enero de 2001, tan sólo unas pocas horas antes de que terminara su administración, el presidente Bill Clinton le otorgó un perdón especial. Como la ex esposa de Rich, heredera de una fortuna familiar ligada a la industria de los zapatos, había realizado grandes donativos a la campaña demócrata, las sospechas recayeron sobre el mandatario. Pero la decisión fue respaldada por el Rey Juan Carlos de España, ya que Rich, que tenía nacionalidad española, además de estadounidense e israelí, era un importante súbdito de la corona. El desenlace de la historia recuerda lo que el propio Rich confesaba sobre cómo hacía sus negocios: con dinero y buenos contactos.